Ciudad Juárez.- Con la voz entrecortada y los ojos nublados por el llanto, Elvira Soriano Moreno, de 63 años, narra desde la banqueta donde ahora pasan sus días, cómo perdió el hogar que construyó con más de una década y media de esfuerzo. Todo por confiar. Todo por ayudar. Hoy, su patrimonio está vacío, sus muebles se deterioran al aire libre y su salud se quiebra día con día.
“Me dieron diez minutos para desocupar mi casa. Diez minutos. ¿A dónde se va una mujer enferma, sola, sin recursos? Me dejaron en la calle”
Elvira Soriano
Su historia comenzó en el año 2021, cuando, en un intento por ayudar a sus vecinos y venderles zapatos en pagos, ella sacó un crédito en B Hermanos, firmó contratos y en un mes ya debía más de 200 mil pesos.
En ese momento la empresa dejó en manos de su jurídico el caso quienes procedieron a embargar…
Elvira vivió 16 años en su casa, aún sin liquidarla por completo.
“No entiendo cómo la vendieron si aún la estaba pagando. Es una injusticia. Es cruel”
Elvira Soriano
Desde su desalojo, sobrevive gracias a la bondad de sus vecinos. La señora Esther Valadez le abrió las puertas de su hogar. Norma, la presidenta del sector, y su esposo Josué, la auxiliaron durante el desalojo. Y un abogado, José Luis Contreras, asumió su caso sin cobrarle un solo peso.
“Es ahí donde se aprovechan de muchas personas por que este pagaré lo firmó en blanco por la cantidad que firmó y por la fecha de pago es una copia de un pagaré que tendríamos que revisar cuando tengamos copia del expediente, es un pagaré por 239 mil pesos a pagar en un mes entonces pues eso es difícil de cumplir”
José luis contreras – abogado
Todo pasó en un abrir y cerrar los ojos, a las 08:54 de la mañana arribaron policías de la secretaría de seguridad pública municipal, quienes refieren en su parte oficial que se les comisionó en seguimiento a un oficio de desalojo por un adeudo de 239, 000 mil pesos a una firma legal
Ese mismo día más tarde habían levantado una barda en el exterior de la casa para que no pudieran entrar.
Los vientos alcanzaban ráfagas de 75 kilómetros por hora, y elvira por la noche relataba en un colchón en en suelo como se sentía.
“Yo me siento defraudada, con sentimientos, con dolor, con todo lo que es mi corazón partido, por qué, por que nunca me enteré de esto, nunca he estado así en este estado de que me hayan desalojado”
Mientras espera la resolución del amparo, Elvira se aferra a la esperanza.