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¿Por qué los papas cambian de nombre al ser elegidos? Una tradición con siglos de historia

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En el corazón de la Ciudad del Vaticano, cada vez que se elige un nuevo papa, el mundo espera con expectación el anuncio: “Habemus Papam”. Sin embargo, más allá de la identidad del nuevo pontífice, una de las decisiones más simbólicas es la elección de su nombre papal. Esta tradición, que no siempre estuvo vigente, tiene raíces que combinan historia, simbolismo y espiritualidad.

Orígenes de la tradición

Durante los primeros siglos del cristianismo, los obispos de Roma mantenían sus nombres de nacimiento al asumir el papado. Fue en el año 533 cuando esta práctica cambió: el papa Mercurio, cuyo nombre hacía alusión a un dios pagano, decidió adoptar el nombre de Juan II al ser elegido, marcando así el inicio de una nueva costumbre . Desde entonces, los pontífices comenzaron a elegir nombres inspirados en apóstoles, mártires o figuras veneradas dentro del cristianismo, convirtiendo su elección en una señal clara de sus prioridades o valores.

Simbolismo y declaración de intenciones

La elección del nombre papal no es una mera formalidad; es una declaración de intenciones. Por ejemplo, el papa Benedicto XVI eligió su nombre en honor a Benedicto XV, conocido por su labor en favor de la paz durante la Primera Guerra Mundial, y a San Benito de Nursia, fundador del monaquismo occidental . De manera similar, el papa Francisco adoptó su nombre en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y compromiso con los pobres.

El caso de León XIV

Recientemente, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo papa y adoptó el nombre de León XIV. Esta elección no solo lo convierte en el primer pontífice estadounidense, sino que también evoca una herencia de más de mil años cargada de simbolismo. El nombre “León” ha sido utilizado por trece papas anteriores, muchos de ellos en momentos de crisis, reformas o demandas de liderazgo fuerte . La elección de este nombre refleja tanto la intención de continuidad con el legado del papa Francisco como la inspiración en figuras clave del papado a lo largo de la historia.

Una tradición viva

La práctica de cambiar de nombre al asumir el papado es una tradición que ha evolucionado con el tiempo, pero que sigue siendo una parte integral de la identidad de cada pontífice. Más allá de un simple cambio de nombre, se trata de un acto profundamente simbólico, que refleja la misión espiritual y pastoral que el nuevo papa decide emprender.

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