Es por esto que, con el objetivo de reconocer los Derechos Humanos de las niñas y los desafíos a los que se enfrentan en todo el mundo de manera cotidiana, en el año 2011 la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña.
Para paliar las injusticias que sufren tantas menores, la Organización ha destinado cerca de 2.5 millones de euros a proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de estas niñas en diferentes regiones de Asia, África y América. Estos proyectos abarcan diversas áreas como: acceso a la salud (con programas que se centran en la higiene de las niñas, asegurando un entorno seguro y saludable); educación de calidad (con programas en escuelas de primaria) y empoderamiento socioeconómico (educación financiera), entre otras.
Y es que, actualmente, 1 de cada 5 niñas sigue sin terminar el primer ciclo de secundaria y casi 4 de cada 10 no terminan el segundo ciclo. También es amplia la brecha digital. Alrededor del 90% de las adolescentes y mujeres jóvenes no utiliza Internet en los países de renta baja, mientras que sus compañeros varones tienen el doble de probabilidades de acceder a Internet.
Otros proyectos inciden en la prevención de la violencia contra mujeres y niñas, así como en garantizar su acceso a la justicia en caso de violencia. Y se trabaja para combatir la trata de personas y el matrimonio infantil, luchando para que las niñas no tengan que convertirse en madres antes de tiempo.
Las cifras son alarmantes: 1 de cada 4 chicas de entre 15 y 19 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja al menos una vez en su vida. El embarazo adolescente es una de las principales causas de mortalidad entre las adolescentes. Por si fuera poco, 7.1 millones de niñas se ven obligadas a realizar trabajo infantil, sobre todo, tareas domésticas.